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  • Edgar Alan Poe, El Cuervo

el parque

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miércoles, 6 de junio de 2007

UNA MAS DE URDEMALES

En la reciente Feria del Libro de nuestra ciudad compartimos con Floridor Pérez, el compilador de aquel libro de la editorial Quimantú, con el cual crecí sobre el mítico truhán. Bueno tuve oportunidad de eso y de algo mas que a continuación narro.
Noté que algunos pasos atrás del escritor visitante, siempre lo seguía un hombre un tanto rechoncho, vestía un abrigo raído con solapas subidas, pelo ordenado, de carácter amenazante y misterioso.
A medida que la presentación de Floridor avanzaba, entre lecturas de poemas sale el tema de Pedro Urdemales, me di cuenta que el hombre misterioso levantó la cabeza y esbozó una sonrisa con picardía (de un tono sonrojado si me permiten la calificación) cuando el escritor destaca la importancia de Pedro en nuestra cultura y que su aporte no es posible despreciarla. En ese instante pasó por mi mente una idea descabellada, al menos para cualquier persona racional y natural del siglo XXI, ¿aquel escritor abría traído a su amigo a estas tierras?
Comprenderán que en una situación de esas características lo mejor es proceder cautamente, así es que esperé a que terminara la charla y vi que el hombre se acercó a Floridor y le habló algo al oído, se dan la mano y se separan. En ese instante el hombre se dirige al paseo Ramírez. Saludo a Floridor, ansioso manteniendo la vista en el personaje, así es que en la primera oportunidad me escabullo y prudentemente le doy alcance.
- Disculpe la pregunta: ¿Usted es Pedro?- No, para nada mi nombre es Patricio, Patricio Bórquez.- Disculpe, lo confundí.- Oye cabro, acaso te interesa Pedro Urdemales- ¡Si!, ¿por que? ¿Sabe de él?- Algo, pero vamos a servirnos una cosita.
Caminamos un rato hasta que encontramos un buen lugar en el mercado, pedimos unos platos, mi acompañante no pierde oportunidad de piropear el andar de la mesera que es meritorio de una persignación. Al poco rato se soltó de riendas la conversación: – Mira, hay pocos que recuerdan al tretudo Urdemales. Por eso me sorprendió que me preguntaras por él.
Vacié ansioso ante mi comensal todos mis conocimientos del personaje.
- ¡Bah! así que lo estudiaste, a pesar de los cahuines es verdad que está vivo, de vez en cuando me topo con él. Pasó un buen tiempo fondeado pero con mucho trabajo. Ha hecho negocios de especulación en la Bolsa de Comercio con acciones truchas, también fue uno de los precursores en la venta de celulares de palo a los arribistas, entre otras cosillas.
Llegan los abundantes platos y comemos a destajo.
- Mira, poseo la recolección única de todas sus andanzas, si te interesa las puedo traer para que las veas. – ¡No te puedo creer! ya anda a buscarlas. -Pero tengo que ir al hotel y el taxi me cobra 20 lucas por ir y volver. -No te preocupes aquí tienes, te espero.- Nos abrazamos.
Me quedé en el local esperando. Comenzó a pasar el tiempo y no regresaba, la gente del local miraba recelosamente, les dije que esperaba a mi amigo. En su puesto noté que estaba su agenda. En un rato la tomé y comencé a hojearla. Tenía anotadas algunas direcciones y varias tarjetas de presentación, en ellas se leía (con cargos variados como: vendedor, cirujano plástico, asesor creativo literario, planificador de transantiago) el nombre de: Peter Ur D´Mall.
Bueno aquella vez tuve que dejar empeñados los libros, el reloj y todo lo que traía compensando los 60 mil pesos de la comida. En espera del bribón que conocí tras un seudónimo y sus cuentos.
Claudio Andrés Sánchez

1 comentario:

Anónimo dijo...

De urdemales muy buen relato, caí ....bien peter...