Kalamacityshop

Kalamacityschop
Wilson Salazar
Poeta Aullido
La realidad es fea o triste cuando no se la conoce, cuando se oculta o no se quiere ver. La realidad camina de amanecer en amanecer. La realidad, quizá esté sangrando, pero es eso solo triste para el que no la ha palpado, ni la ha olido en los bares-cahuines ni en las shoperias, ni tampoco en el sudor contratista- a pesar de la responsabilidad subsidiaria -, en las micros o en las escarchadas mañanas de rutina, ni menos en las asechanzas que la pasta base sostiene sobre nuestros niños. Lo que da pena es que exista gente de nuestra ciudad que deba ver la tele para darse cuenta de lo que hay en el “patio trasero”, en el rincón de los cachureos, en el cuarto del aseo; como si vivieran con la luz apagada, como si no habitaran en Calama, como si estuvieran al margen de todo, por allá lejos en una triste rivera. Esta realidad ha matado la historia. Todavia el desierto oculta la furia del desastre, peor que cualquier pesadilla y peor que todos los males. Cuando podamos sembrar en el desierto vida, y no muerte - como en los dias, que yo no viví -, será el tiempo que esta tierra esté en paz consigo misma, y la realidad sea la verdad.
De una realidad, como la de Calama, puede nacer una composición lírica, que puede ser buena o mala, pero que al tomar una radiografía a esta realidad y que, según la filosofía de mi amigo Alfonso Carvajal, podría tener mucho más valor, cuando se ha experimentado un acercamiento a esta que al verlo por televisión o leerlo en los periódicos. Es dentro de este contexto que nace el poemario “Konventillo”, del autor Luís Alberto Villanueva, calameño por adopción. En el se reflejan las realidades de muchos personajes de nuestra ciudad, y la del mismo poeta, que llegado de la cuarta región se apegó a la posibilidad de una mejor perspectiva laboral y económica, dándose cuenta, luego de recorrer Calama, del frío, del pavimento agrietado, de los bares y shoperías.
Para muestra un botón:

Kalamacityschop
“Allí los divisé en la Panamericana norte / parranderos / los divisé moviendo el pulgar en seña de búsqueda // más chascones que antes / atorrantes casi desteñidos / danzando entre la puna / buscando la última chispa la última gota de licor / la ultima fantasía en garrafa cristal verdeoscuro // parranderos // los divisé orinando una cartel que decía // Kalamacityschop.”
Con un lenguaje simple y directo, el poeta nos transporta al mundo de los mochileros, que de alguna forma u otra han caído muy mal, y nos sumerge al fragor de un carrete calameño que no termina, a veces, en días, semanas, y para los más osados, en meses. Carrete que puede llevar a San Pedro o a Chiu-Chiu.
Konventillo, este libro se puede encontrar en la Biblioteca 220, cerca de la Villa Ayquina, en la Biblioteca de la Población Manuel Rodriguez, y en librerías locales. El autor es un poeta que está en la actualidad de la cultura calameña, en la agrupación LIBRE MANIFIESTO. Por eso, y mucho más este poeta debe ser leido en nuestras escuelas. De esto y más… otro día.
Un asunto personal, permiso. Quiero enviar un afectuoso saludo a todos los profesionales que conformamos, el ya desaparecido, Departamento Chuquicamata Zona Industrial, de la gerencia de Traslado a Calama, que durante dos años y siete meses tuvieron mucha paciencia conmigo, en especial mi amiga Patricia Gebhard. Les deseo suerte en sus nuevos desafíos. Para ustedes un regalo:
“..Y quedará la poca sombra que existe, / acurrucando a la madre tierra ultrajada. / Quedarán los cerros artificiales, biselados por el sol / y recopilados por escarabajos / gigantes con corazón electromecánico. // Y quedarán escuadrones de gigantes acerados / con cuatro zapatos de hormigón. // Y quedarán sus fantasmas y sus risas, / sus melodías de noche / sus melodías de día, / quedará su alegría de verano obrero tan elevados / como sus cerros, / o como sus sudores y sus buques soñolientos / con cielo lucernario y testigo…”